viernes, 4 de diciembre de 2009

Balones

Hoy se sortean los grupos para el Mundial de Suráfrica de este verano. Es, si no me equivoco, el primer Mundial de fútbol que se celebra en África, y todos los pasos que se dan están llenos de simbolismo. Lo mejor es que el fútbol nos va a permitir acercarnos a Suráfrica, un país con una historia vertiginosa, que aunque parezca increíble entró en la modernidad hace apenas 20 años.
En 1990 Nelson Mandela era liberado de la cárcel en la que llevaba encerrado 27 años, la prisión de Robben Island, y continuaba con la ‘misión’, iniciada algunos años antes, de reconciliar a un país enfrentado por el apartheid. Ahora nos parece la prehistoria, pero no hace tanto que los negros de Suráfrica estaban totalmente segregados, no gozaban de representación parlamentaria y eran considerados inferiores (si, existió lo de ‘
White persons only’). El país estaba gobernado por una minoría de población blanca, hija de los ingleses y holandeses que habían colonizado el país en el siglo anterior. Y no sólo lo gobernaban, también lo dominaban culturalmente.
Uno de los ejemplos más claros de este ‘dominio’ es el del deporte. Los ingleses y holandeses son apasionados del rugby, y los blancos de Suráfrica heredaron estos gustos extraños. (También les gusta el cricket.) Por contra, lo negros eran más aficionados al fútbol. Pero claro, no era posible que cada uno jugara a lo que le apeteciera, sin más. Si hubiera sido así, el apartheid no se hubiera hecho tan famoso. Dos historias apasionantes sobre este tema.

La primera es la que explica John Carlin en su libro ‘
El factor humano’. Después de ser liberado, Mandela ganó las elecciones de 1994 y se convirtió en el primer presidente negro de Suráfrica. Todo un hito. Pero el odio acumulado entre blancos y negros era demasiado grande, y el riesgo de guerra civil, latente. Mandela, que ya antes había aprovechado el poder del deporte para promover cambios en la población, fomentando un boicot al rugby surafricano de las federaciones internacionales, quiso demostrar a los blancos que sus temores de venganza eran totalmente infundados y, al mismo tiempo, convencer a los negros de que ése no era el camino.
Al año siguiente se celebraba por primera vez el Mundial de rugby en Suráfrica, y consiguió que los negros, que hasta entonces siempre habían apoyado a los All Blacks de Nueva Zelanda (la gran potencia mundial del rugby, rivales acérrimos de los surafricanos), apoyaran a su selección, integrada casi totalmente por jugadores blancos y con un himno heredado de la época de las colonias. Mandela había roto todas las barreras, pero le faltaba una última victoria. Y la tuvo. En la final del Mundial, Suráfrica venció en el útimo minuto a Nueva Zelanda, y negros y blancos celebraron conjuntamente una victoria que unió un país.

La segunda, y a la vez reverso de la primera, es la que explica hoy Lali Cambra en ‘El País’.

“Luchar por jugar al fútbol en la cárcel más famosa del apartheid (segregación racial) surafricano, la prisión de Robben Island, desde donde se divisa Ciudad del Cabo, fue para los presos políticos de los años sesenta no sólo una manera de sobreponerse al tedio y a la depresión, sino también de imponerse a la prohibición de los guardias, retar al sistema y derrotarlo: jugarían al fútbol y lo harían a su manera, de acuerdo con estrictas reglas.
Cuando la presión internacional obligó al régimen racista a ponerse una máscara de humanidad, los presos vieron recompensada su tenacidad y, organizados en clubes de más de 50 miembros, formaron la ya legendaria Asociación de Fútbol Makana, que duraría tres décadas más en el Alcatraz surafricano y se convertiría en el eje gravitatorio de la vida de los 1400 prisioneros.”

Es breve e interesante.
Leedla.

Lo dicho, esperemos que el Mundial de Suráfrica, aparte de los artículos exaltados y las noticias intrascendentes, nos acerque a la historia de este país. También para eso ha de servir el fútbol.

j.

3 comentarios:

  1. Me remitiré al blog de Nadia para comentar cómo se vive el fútbol en algunos lugares del continente africano.
    El problema del fútbol es que lleva al posicionamiento continuado. Yo soy de kas naranja y tú de kas limón. Pero además, lleva a un posicionamiento negativo "yo soy antikasnaranja por encima de todas las cosas" Estoy harta de oír cosas como "me da igual contra quién juegue,pero que pierda el Madrid/Barça" esas ganas de fastidiar al otro, sólo por el hecho de que esté fastidiado es, por desgracia, lo que nos muestra el fútbol cada día.
    De todos modos, buen intento, J.

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  2. Vaya... así que el deporte no es sólo salud, es también política!!!! Va a ser por eso que apenas lo practico... ;)

    Por cierto, que tampoco ha habido nunca juegos olímpicos en África. Una vez alguien me dijo que es porque tienen muy poco que ofrecer. Quizás deberíamos plantearnos qué les podrían ofrecer a ellos unos juegos.

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  3. Sardana, veo que nos hemos cansado de seguir buscando bailes regionales, eh!! Pero al lío: tienes razón, el fútbol tiene un lado odioso, lo sé, pero yo tenía que intentarlo...
    Morales, no sigas buscando excusas. No practicas deporte porque tienes una vida social de lo más intensa.
    j.

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