martes, 29 de septiembre de 2009

Ich bin ein berliner (1)

(finalmente, la vista desde la habitación)

He decidido que las crónicas sobre el viaje a Berlín sean en forma de números. Aquí van unos cuantos.

2 palabras son las que definen Berlín: oriental y occidental, este y oeste, comunismo y capitalismo. Durante nuestra estancia, jugamos con Susie a algo muy divertido: ¿dónde estamos? En función del nombre de la calle (sí, existe la Karl-Marx-allee, antes llamada Stalin-allee), del tipo de edificios, de a qué lado viéramos la puerta de Brandeburgo o el muro, uno puede decir casi con total seguridad en qué parte de la ciudad está.

1’5 son los minutos que pasaban entre los aterrizajes diarios en el aeropuerto de Tempelhof que se sucedieron durante los 11 meses del bloqueo de Berlín Occidental impuesto por Stalin en junio de 1948. El llamado ‘puente aéreo’ (Luftbrücke) fue toda una muestra de la importancia que los aliados daban a Berlín. En plena depresión post-guerra mundial, varios países destinaban una gran cantidad de dinero a salvar a la población de un país que acababa de atacarles a todos. ¿Alguien se imagina ahora algo parecido?

1963 es el año en que Kennedy pronunció esa famosa frase ('Yo también soy berlinés') en un discurso conmemorativo del decimoquinto aniversario del bloqueo de Berlín.

1933 es el año en que se celebró el desfile en la puerta de Brandenburgo en homenaje a Hitler, tras su nombramiento como canciller. El Ministerio de Propaganda e Ilustración liderado por Goebbels, organizó una procesión de antorchas que ya daba algunas pistas sobre su política.

El mismo año, seguramente provocado por el mismo angelito, el Reichstag ardió en llamas misteriosamente, y a partir de ahí Hitler dispuso de plenos poderes para acallar a sus críticos. Celebraron un juicio en el que acusaron a un comunista de provocar el incendio como señal para desencadenar un golpe de estado (vaya, algo discreto), y éste fue condenado a muerte.

7 pasos fronterizos son los que había en el muro de Berlín. Checkpoint Charlie es el más famoso de ellos. Su nombre se debe al alfabeto fonético de la OTAN; al ser el tercer puesto de control, se le denominó Charlie. Los dos anteriores son Alpha y Bravo. El puesto fue demolido en el año 90, después de caer el muro, pero en el año 2000 fue reconstruido. Memoria histórica lo llaman unos; otros, filón turístico.

1945 es el año en que se suicidó Hitler, según la teoría aceptada hasta hoy. Digo hasta hoy, porque precisamente hoy se ha hecho público el estudio de una investigadora que dice que el cráneo que encontraron no es el de Hitler, sino el de una mujer de 40 años. Si lo hizo, fue en un búnker situado cerca de la puerta de Brandenburgo, junto a Eva Braun y su perro, al que no pudo ver morir. Vaya, un tío sensible.

Ahora, sobre el búnker, hay un parking de tierra, un mísero cartel con 5 fotos y un contenedor de reciclaje de ropa y zapatos. Lo dicho, a esta gente le hace falta una buena ley de memoria histórica. O no, porque en la calle de enfrente se encuentra el Monumento a los judíos de Europa asesinados.

2.711 bloques de hormigón son los que forman el Monumento. Al aire libre, abierto al público las 24 horas y en buen estado. Por si acaso, los bloques están recubiertos de una sustancia llamada Protectosil. Ingeniosa idea, irreprochable, si no fuera porque la empresa que lo proporciona está relacionada con la que abastecía de Zyklon B al gobierno de Hitler para matar a los judíos en las cámaras de gas. Otra polémica que envuelve a los judíos, que se plantearon cambiar de proveedor, pero no lo hicieron por el elevado coste y porque les ofrecieron un precio especial.

20.000 son, aproximadamente, los libros que quemaron los miembros de las SA (camisas pardas) y las Juventudes Hitlerianas, siguiendo las instrucciones del (bienvenido, de nuevo) angelito Goebbels, en la Bebelplatz, justo enfrente de la Universidad Humboldt. En recuerdo, en el suelo de la plaza hay una losa de cristal a través de la cual se ven unas estanterías vacías y una inscripción: ‘Eso sólo fue un preludio, ahí en donde se queman libros, se terminan quemando también personas’, pronunciada por Heinrich Heine en 1817. Un visionario, vaya. Y una de las instalaciones conmemorativas más impresionantes que he visto nunca. Justo enfrente, como para fastidiar, había un puesto callejero de venta de libros. Justicia poética.




Pronto más.

j.

Sí se pudo


Blogueros y blogueras, lo prometido es deuda: visiten ustedes el resucitado blog de Susie Q, mientras yo preparo nuevas crónicas.

j.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Wir fahren nach Berlin

(quien sabe, quizá la vista desde la habitación)

¡Nos vamos a Berlín! Después de algunas urgencias para conseguir hotel, ahora sí que puedo confirmar que dormiremos... bajo techo.

Volveré con una crónica nueva y, si hay suerte, incluso podremos resucitar el blog de Susie Q.

j.

P.D: Voy a prepararme la maleta, porque mi intención es dormir bajo techo y en pijama.


viernes, 18 de septiembre de 2009

Raval


Cuando uno ha leído unos cuantos blogs, se da cuenta de que, sin una lista, un blog no es nada. Y aunque sé que no mimo al mío tanto como me gustaría, no quiero que se sienta inferior a los demás.

¿De qué hacerla? Pues como uno es bastante perezoso, haré como el ayuntamiento y aprovecharé el tema que está en boca de todos en estos momentos, para hacer ver que conecto con la gente. Es más, escogeré el mismo tema que el ayuntamiento: el Raval. No sólo las putas (que son parte del paisaje, como las farolas y los pakis rascándose los pies en cualquier plaza), sino el barrio en general. Hace casi 3 años que me vine a vivir aquí, y creo que ya tengo derecho a hacerlo. ¿Qué me gusta del barrio y qué no? Seguro que olvido algo, pero así a bote pronto, esto es lo que se me ocurre:

Cosicas que sí:

- Vivir cerca del Pokón y de las Maris. Y de las Nadias, cuando no están viajando por los mundos. Y de Nina, que espero que vuelva pronto.

- La Boquería, a donde nunca había ido antes de vivir en el Raval. (Negaré haber escrito esto)

- Encontrar casi cada día bares y restaurantes que algún día me gustaría probar.

- El olor de las calles por la mañana, cuando la gente acaba de tender la ropa, sobre todo en invierno. (Me ha quedado un pelín cursi, lo sé, pero tenéis que comprobarlo)

- Puedes encontrar cualquier cosa que necesites, a cualquier hora. (No, no me refiero a las putas)

- Que de camino a cualquier sitio, siempre encuentro la forma de pasar por delante de ‘La Central’ y echar un vistazo.

- El ‘Apu’ de la panadería de Guifré, encantador, que siempre sonríe.

- Después de 28 años viviendo en Barcelona y escuchando los partidos del Osasuna por la radio, he encontrado aquí la peña osasunista más cachonda y borracha que nunca imaginé. Brindo por ellos.

Cosicas que no:

- Cucarachas, ratones, lateros, turistas, skaters, modernos, borrachos, pijos que se creen alternativos por bajar más allá de la Diagonal y otros animales similares.

- Que los BCNetas piensen que la calle quedará suficientemente limpia echando un chorro de agua al pasar.

- Que algunas personas no sepan diferenciar las papeleras de los contenedores, y los colores de éstos entre sí. (Siguiendo con mi vocación de ‘civil servant’, aprovecharé este espacio para recordar: azul para papel, amarillo para plástico, verde para vidrio, gris para todo lo demás. Y además, hay dos tipos más, que funcionan con conductos por debajo de las calles, que sirven para materia orgánica y para deshechos. Pero atención, ¡¡los conductos se conectan por dentro de los contenedores!! Vaya, que si dejamos la basura fuera, aunque esté cerca, los conductos no se la llevan. Sé que es complejo, pero creo que entre todos podemos hacerlo mejor).

- El olor de las calles en verano. (Y es que la gente debería lavar más la ropa, y no esperar a que llegue el invierno)

Lo reconozco, tiene truco: me han salido más cosicas que sí que que no, pero porque la primera ‘que no’ incluye muchas especies diferentes que podría separar en varios puntos. Pero es me han salido tan de carrerilla...

Bueno, y a vosotros, ¿qué os gusta y qué no del Raval?

j.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Oasis




Fueron los primeros ‘nuevos Beatles’ que conocí. Mi tío Tatono me grabó ‘Whatever’ y no me cansaba de escuchar la canción. Comenzaban a sonar los violines y no podía evitar mover la cabeza al ritmo de la canción. Me compré ese primer disco (y el segundo) y me deslumbraron. A mi amigo Jordi también le encantaban, y entre los dos nos convertimos en unos fanáticos, de ésos que buscan los singles, que descubren canciones nuevas tocadas en un concierto en una sala minúscula de Hamburgo y cosas así.

Lo malo fue que después de su música vinieron ellos. Y de ellos sí que me cansé. Y pronto.

Son los únicos que me han anulado un concierto el mismo día que se tenía que celebrar. No soy el único. Ni Barcelona la única ciudad. Y lo que es peor, cuando actuaron para compensar ese concierto, 75 minutos y al camerino. Como si nos hicieran un favor. Caín y Abel juntos en un grupo de música hubieran dado menos problemas...

Después vinieron algunos discos más, comprados con mucho menos fervor y escuchados con desgana. Me encantó ‘Be here now’, e incluso llegué a tener un póster en la habitación, pero me pasaba lo mismo en casi todas las canciones: a partir del tercer minuto sentía el impulso de pasar a la siguiente. Del resto, sólo rescaté canciones sueltas. Y no siempre.

Hace unos meses, en un ataque de nostalgia, compré un dvd de la última gira que hicieron (‘Lord don’t slow me down’), y quedé con Jordi para verlo. Pañuelos y palomitas preparados. Y lo mejor es que nos gustó. La música, claro. Ellos son unos chulos redomados.

Llevado por ese entusiasmo, incluí lo mejor de su discografía en mi iPod, y hasta hoy ahí sigue. Aunque cada vez quedan menos canciones, porque tengo que hacer sitio a los nuevos discos de otros grupos. Hoy, mientras escuchaba una de las pocas que quedan, recordaba la noticia publicada la semana pasada: por enésima vez, anulan un concierto y se separan definitivamente. Sí, sí, ‘por enésima vez’ y ‘definitivamente’ en una misma frase. Eso resume lo que ha sido la banda los últimos años.

martes, 8 de septiembre de 2009

Memorias VISA

He paseado por Somalia, un país fallido, donde ninguno de los monumentos construidos por los italianos durante su colonización sigue en pie y las catedrales sólo sirven de refugio para los guerrilleros que se reparten el país.


De la mano de Juan Manuel Castro Prieto, he conocido Etiopía, el único país de África que nunca fue colonizado , excepto una breve ocupación de los italianos. Pesadicos que son…

He vivido la campaña presidencial de Barack Obama, desde que comenzó en el estado de Illinois en octubre del 2006.


He viajado al San Francisco de los años 70 y 80, y he conocido, en fechas tan señaladas, a un grupo como los Dead Kennedys, con canciones de títulos tan prometedores como ‘California Über Alles’, ‘Holiday in Cambodia’ o ‘Nazi Punks Fuck Off’. Una joya, vaya.

He estado en Bielorrusia, un país gravemente marcado por el accidente de Chernobyl hace más de 20 años, pero donde la gente se lo toma con bastante filosofía...

(Preparando un apetitoso cochinillo a la nuclear)
Y he descubierto que celebran la victoria en la Gran Guerra Patriótica, es decir, la victoria contra la Alemania nazi.

Y el viaje acabó en China, donde la revolución contra el capitalismo ha llevado a los campesinos a vivir en las afueras de las grandes ciudades como Shangai, rodeados de enormes y ‘comunistas’ rascacielos. Gran revolución, sí señor.


Y también he visto esta maravilla.

En resumen, un gran fin de semana, en buena compañía. ¡Hasta el año que viene!

j.

viernes, 4 de septiembre de 2009

VISA POUR L'IMAGE



Después de un año esperando, esta tarde me voy con Susie al ‘Visa pour l’Image’, un festival de fotoperiodismo que se celebra cada año en Perpignan y que reúne por toda la ciudad exposiciones de todo tipo y de diferentes temáticas.

Y no es el lema, pero como una imagen vale más que mil palabras...



Espero volver con muchas fotos, ideas y ganas de hacer fotos. E incluso, quién sabe, quizá con un nuevo post para este blog... o para la resurrección del de Susie.

Si estáis interesados, hasta el 13 de septiembre. Visa pour l’image

j.

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