miércoles, 3 de noviembre de 2010

Educación musical







Cuando era pequeño, según me ha contado mi madre, iba en el coche escuchando y cantando a voz en grito las canciones de Julio Iglesias. También me gustaban Patxi Andión, Mocedades e, incluso, Rocío Jurado. Influencia de mi padre. También cantaba Joaquín Sabina, Los Secretos y, sin entender nada, Tom Petty. Influencia de mi madre.

Ésas eran las disputas de mis padres durante los viajes a Fitero. 4 horas dan para mucha música. Y eso, 'quiasqueno' (Roser dixit), marca la educación musical de un niño.

Por las tardes, mientras estábamos en casa, era la música de mi madre la que sonaba. Finalmente, pues, cuando llegó el momento en que en el coche era yo el que decidía qué música se ponía, se demostró que el 'poder blando' de mi madre había servido para algo.

Eso y Sabina, claro, que era el único cantante que ponía de acuerdo a mis padres. So good.

De todo eso me acordé el jueves pasado, durante el concierto de John Hiatt, un músico al que nunca hubiera conocido sin tantas horas de coche y tantas cintas grabadas por mi tío.

Sirva este breve post como reconocimiento. ¡Grande John Hiatt!

j.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores