martes, 20 de octubre de 2009

Historia de un libro

A veces es curioso cómo uno se encuentra con un libro.


Te apuntas a un equipo de fútbol y juegas un partido a la semana. Durante uno de ellos, te caes. Pero no les das más importancia.


Dos días más tarde, te levantas con un dolor en el pecho, que no sabes a qué se debe. Como continúa, decides ir al médico para tranquilizarte. Llegas a la consulta y te hacen esperar.

Mientras, hojeas una revista de viajes, y medio minuto antes de que digan tu nombre, empiezas a leer una nota al pie de una fotografía de la barrera de coral en Queensland, Australia.


Te quedas con el título de un libro que mencionan. Parece interesante.

Al salir, vas a la farmacia a comprar las pastillas que te ha recetado el médico. Justo enfrente ves una librería, y como eres hombre de impulsos, entras.

Das una vuelta, ves algunos libros que piensas que te encantaría leer, y de repente estás delante de la estantería de libros de viajes. En la sección de ‘América’, buscas algún libro sobre Perú, y ahí, donde no debería estar, lo encuentras: ‘En las antípodas’, de Bill Bryson. El inicio es prometedor:

“En el avión que me llevaba a Australia, suspiré al darme cuenta de que había vuelto a olvidar quién era su primer ministro. Siempre me pasa lo mismo con el primer ministro australiano, me fío de mi memoria y lo olvido (generalmente casi al instante), y eso me hace sentir muy culpable. A mi juicio debería haber alguien más fuera de Australia que lo supiera.

Pero es que resulta difícil estar al corriente de lo que sucede en Australia. En mi primera visita, hace algunos años, pasé el largo rato de vuelo desde Londres leyendo una crónica política australiana del siglo XX, donde descubrí la sorprendente noticia de que en 1967 el primer ministro, Harold Holt, estaba paseando por la playa de Victoria cuando se lo llevó una ola y desapareció. Nunca más se supo del pobre hombre. Esto me resultó doblemente sorprendente: primero, porque Australia hubiese perdido un primer ministro (vaya, que no es normal) y, segundo, porque nunca me hubiera enterado de ello.”

Ya os explicaré cómo sigue.

j.

2 comentarios:

  1. Anónimo Rúas Ruadas21 de octubre de 2009, 8:16

    Supongo que el dolor en el pecho no es nada preocupante, no?
    El libro suena bien, ya contarás cómo sigue tu historia de amor con él.

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  2. Muy interesante la historia de este pavo... leí algo sobre él. Creo que había algo de amantes de por medio (¡cómo no!).

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